Reunión y ofrenda (Teruscan y campaneri)

Parte de las ceremonias que se efectúan para estos días, es la reunión y ofrenda colectiva organizada por los jóvenes p’urhepechas; es como una especie de “rapiña” permitida y apoyada por las autoridades de la comunidad. Anteriormente esta tradición la llevaban a cabo varios de los pueblos ribereños, ahora está a punto de desaparecer.

El juego da inicio la noche del día 1º de noviembre, cuando los jóvenes del poblado, acompañados de su pisote (guía), nombrado en cada pueblo el 19 de marzo y cuya función era coordinar los festejos religiosos y populares, celebraban el teruscan, -especie de hurto aprobado-, para lo cual toman, a escondidas de los ekuaros (corrales) o de los techos de las casas, mazorcas de maíz, chayotes, calabazas, flores y otros productos de las recientes cosechas.

Los adultos esperaban lo recolectado, en el atrio de la iglesia o en la casa comunal o huatápera, lo que era cocido en un perol propiedad de la comunidad, aparte de servir de ofrenda para aquellos difuntos que ya no tienen quien los recuerde o simplemente que los han olvidado, era distribuido entre los asistentes a la velación.

La ofrenda de los frutos de la cosecha la recolectaban el día 2 por la mañana, cuando salían a pregonar por las calles del pueblo la campaneri, que es una donación. El producto así obtenido se entregaba al cura del lugar, que decía responsos en el templo la tarde de ese mismo día.

 

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